Nuevo artículo sobre cómo las playas y las salinas condicionan la vida del charrancito en la Bahía de Cádiz 2 diciembre 2025
El investigador Andrés de la Cruz y todo su equipo han publicado un nuevo artículo científico en la revista Global Ecology and Conservation titulado: The cost of choice: Energy-based breeding strategies for a sensitive species in natural versus managed coastal habitats.
El estudio analiza cómo el tipo de hábitat de cría (playas naturales o salinas) influye en el comportamiento, los desplazamientos y el gasto energético del charrancito común (Sternula albifrons), una de las aves costeras más vulnerables a la alteración humana.
Para ello los investigadores emplean GPS de alta resolución para seguir con detalle los movimientos de individuos reproductores en la Bahía de Cádiz, comparando dos colonias situadas en la Playa de Levante (El Puerto de Santa María) y en la Salina Cetina (Puerto Real).
Playas: más alimento, más movimiento… y más disturbios
Los datos muestran que los charrancitos que crían en playas realizan viajes de alimentación más cortos y frecuentes, lo que refleja mejores condiciones naturales de alimentación. Esta ventaja se traduce en un mayor éxito de eclosión: un 63 % de los nidos monitorizados en la playa frente al 53 % en la salina .
Sin embargo, este entorno más rico también implica un coste. Las aves de playa sufren niveles más altos de perturbación humana, lo que provoca vuelos de alarma repetidos y un gasto energético significativamente mayor durante la incubación. Según el estudio, la energía invertida en la zona de la colonia es casi un 50 % superior en las playas que en las salinas .
Salinas: refugios tranquilos con viajes más largos
Por otro lado, las aves que nidifican en salinas disfrutan de un entorno más tranquilo y protegido, debido a las restricciones de acceso. Allí el gasto energético durante la incubación es hasta un 28 % menor que en la playa, lo que confirma que las salinas funcionan como un refugio seguro frente a la presión humana.
Debido a esto las aves deben realizar desplazamientos más largos para alimentarse, con viajes alrededor de un 16 % más extensos y menos frecuentes que los de sus congéneres de la playa .
Dos hábitats complementarios para una especie sensible
El estudio subraya que ambos ambientes (playas naturales y salinas) resultan esenciales y complementarios para la conservación del charrancito. Las playas continúan ofreciendo recursos de alimentación de gran calidad, mientras que las salinas aportan tranquilidad, menor perturbación y refugio en un litoral cada vez más presionado.
Los autores destacan la importancia de proteger las playas frente a la creciente presencia humana y, al mismo tiempo, mantener y gestionar adecuadamente las salinas como hábitats alternativos clave para especies costeras.
Acceso al artículo
El estudio completo puede consultarse en:
https://doi.org/10.1016/j.gecco.2025.e03972
